ÉRASE UNA LISTA
Ha llegado el momento que ellos
esperaban con tanto ahínco. Es la hora de elaborar la lista con los listos y
las listas que formarán parte de ella. Unos ya la han hecho pública, otros están
en ello.
Es el momento de los empujones, del apártate que ahí quiero ir yo, de
decirle al otro “tú ya has estado demasiado tiempo”. Es el momento en el que
salen los trapillos sucios.
Es el momento del aparato del partido que, al
final, es el que decide. El que hace y deshace a su antojo. Es lo que es. Algunos
se enteran de que van en la lista cuando ésta ya está hecha. Otros intentan por
todos los medios poder ir sin llegar a conseguirlo. Los intocables se permiten
el lujo de colocarse en el puesto que mejor le viene en gana sin que nadie
rechiste. Esto está todo hecho antes de empezar.
Aunque depende de la organización
política, en verdad para casi todos esto es un mero trámite de cara a los
afiliados y simpatizantes porque al final sale la lista que el listo de turno
quiere que salga. Para bien o para mal, así es, así ha sido y así seguirá
siendo.
Unos apuestan por la renovación
parcial, otros por la renovación total, otros por el conservadurismo de
mantener siempre a los mismos en los puestos de arriba. Cada cual a lo suyo.
Con todo esto ¿quién gana? ¿quién pierde?
Después de la lista viene el
programa, ¿o es antes?.
Todos estamos deseando saber qué
nos ofrecen. En unos partidos el programa lo elaboran ellos mismos sin la más mínima
participación ciudadana de personas o colectivos entendidos en la materia en
cuestión. En otros prevalece aquello de preguntar, anotar y después poner lo
que me da la gana. En los menos, se antepone la opinión de la persona o
colectivo preguntado a la del propio partido.
El mismo proceso, la misma rutina
cada cuatro años. Otra vez, más de lo mismo. Y en este año electoral nos
acercaremos a visitar las urnas en más de una ocasión.
Suerte a todos los
candidatos, y a los electores en la elección de su voto que sea la mejor para el
conjunto de la población.